lunes, julio 27

Un libro

Sorpresivamente, entre las cosas que voy sacando del bolso de Viol, encuentro un libro. Un libro que fue mio, que vuelve a mis manos. Lo miro, lo doy vueltas. Es una edicion barata, de tapas flaccidas. En el frente tiene una foto en blanco y negro; dos pibes estan sentados sobre el asfalto, abrazados. La foto los muestra de espaldas, las cabezas juntas. En el fondo se ven los frentes de esos edificios residenciales, pegados uno al lado al lado del otro, exactamente iguales. Encima de la pareja hay sogas de las que cuelgan camisetas blancas, sabanas. El viento las inflama
Las esquinas del libro estan dobladas, apuntandome. Como si el libro hubiese viajado apretado en el bolsillo externo de un bolso. Alguien decidio devolvermelo, no se quien fue. No me acuerdo, pero es bienvenido.
John Berger tardo 15 años en completar la trilogia "Into their labours". "Lila y Flag" es el nombre del tercero, una novela. La trilogia tiene un sentido unico que la guia: la desaparicion del campesinado. En esta novela, la ultima, se llega a esa generacion suburbana que es hija de los que se fueron del campo. Lila y Flag, sus protagonistas, corretean por los suburbios de alguna gran ciudad europea, probablemente Londres o Paris.
Encontre el libro hace dos años en una libreria de la calle Quesada, "Canterville". Lo preste antes de haberlo leido, inocentemente. Me encontre con el meses despues, lo volvi a prestar. Volvi a encontrarlo en Golondrinas y luego le perdi el rastro, se que fue a Uruguay, se que lo leyeron muchas personas. Su estado lo evidencia, es un libro curtido.
Me habia olvidado de el, en parte porque ya no soy ese pibe que lo buscaba por cada libreria que visitaba. Ahora mismo esta sobre la mesa blanca de la cocina, quizas esperandome; como sea, merece ser leido y luego vuelto a prestar.

jueves, julio 23

Un ojo y el otro.

Se habia quedado solo. El ultimo en salir se habia tomado el tiempo de apagar todas las luces y cerrar las persianas.

Cuando despertó estaba bajo la ducha, el agua caia fria. Se quedo tendido en el fondo de la bañera, sin abrir los ojos. Dejó que el agua se acumulara, que cubriera su cuerpo y luego que desbordase y recorriera el piso del baño. No habia luz y lo unico que oia era el estallido de las gotas. La cabeza le dolia a partir del cuello.

Volvio a quedarse dormido y luego volvio a despertarse; se dio cuenta de que estaba en el piso del baño, habia caminado dormido. Los ceramicos del suelo estaban helados, su cuerpo entero temblaba. Se irguió y abrio la puerta. El piso de la habitacion contigua estaba inundado, habia ropa tirada, mojandose; habia hojas de un diario desparramadas, algunos libros. Vio el libro de Cheever que le habia prestado Andres antes de irse al sur, estaba abierto sobre el agua. Lo levanto y leyo las primeras paginas de La monstruosa radio, un cuento que le habia parecido genial, pero el libro estaba arruinado por el agua, las hojas se deshacian a medida que las pasaba. Con cuidado de que no salpicase lo dejo otra vez en el suelo.
Abrio las persianas, abrio la ventana. Por la luz considero que podrian ser las 7 de la tarde, anochece, pensó, pero noto que los edificios cercanos apenas tenian luces encendidas y penso que quizas era el amanecer. Le divirtio pensar que era una decision suya si el sol habria de salir o no. Lo haria salir, sin dudas.
Fue hasta a la cocina, se preparo un sanguche y se sento en la mesa. Habia unas hojas de papel en la que distinguio su letra, era una carta para su mujer. Le contaba muchas cosas, habia palabras de amor, reproches, promesas. Le decia que habia vuelto a trabajar, que se estaba organizando mejor, que ya no tenia miedo de estar solo y que tal vez podria encarar esos proyectos de los que tanto le habia hablado. Voy a escribir, decia. Me siento fuerte, como un roble, todo anda muy bien aca.
Volve pronto, leyo. Te extraño.
Mil abrazos,
L.
Dejo los hojas sobre la mesa y fue hasta el baño. Cuando tomo el cepillo de dientes vió su cara en el espejo, no tenia barba. Siempre iba a parecer mas joven de lo que era. Tenia los ojos enrojecidos. Se lavo los dientes, poniendo atencion a cada pieza dental que cepillaba, luego volvio a meterse en la bañera, el agua de la ducha seguia cayendo.